fuente de energia
Que es la energía
La energía se define como la capacidad de realizar
trabajo, de producir movimiento, de generar cambio. Es inherente a todos los
sistemas físicos, y la vida en todas sus formas, se basa en la conversión, uso,
almacenamiento y transferencia de energía.
Puede presentarse como energía potencial (energía
almacenada) o como energía cinética (energía en acción), siendo estas dos
formas interconvertíbles, es decir, la energía potencial liberada se convierte
en energía cinética, y ésta cuando se acumula se transforma en energía
potencial. La energía no puede ser creada ni destruida, sólo transformada de
una forma en otra (Primera Ley de la Termodinámica).
Según su origen puede ser:
- Energía
química: es la contenida en los compuestos químicos y que a través de
distintos procesos, susceptible de ser liberada.
- Energía
nuclear: contenida en los núcleos atómicos y liberada a través de los
procesos de fisión y fusión nuclear. Es también llamada energía atómica.
- Energía
eléctrica: es la que se manifiesta como resultado del flujo de electrones
a lo largo de un conductor.
- Energía
mecánica: es la producida por la materia en movimiento.
- Energía
radiante: está contenida en los distintos tipos de radiación
electromagnética.
Estas formas son interconvertibles, y son ejemplo
de ello la conversión de:
- Energía
nuclear en energía eléctrica, producida en las centrales nucleares.
- Energía
química en energía mecánica, producida en motores de combustión.
- Energía
eléctrica en energía radiante (luz y calor), producida en las lámparas.
La vida, en todas sus formas, es
completamente dependiente de la energía. En todos los procesos vitales está
involucrada la energía. Los vegetales consumen energía solar (energía radiante)
para poder, a través del proceso fotosintético, elaborar sustancias energéticas
(hidratos de carbono) que les permiten disponer de la energía química necesaria
para desarrollar sus funciones vitales. Los organismos animales se nutren
energéticamente, en forma directa (herbívoros) o indirecta (carnívoros) de los
vegetales es decir de la energía solar.
La principal fuente de energía:
La
principal fuente de energía para los seres vivos del planeta es la luz solar,
es decir, el conjunto de radiaciones que nos llegan del Sol y que atraviesa el
espacio, primero, y después la atmósfera. No todas las radiaciones alcanzan la
superficie de la tierra y menos el fondo de los océanos, ni tampoco la energía
que transporta.
Más o menos la mitad del total de esas radiaciones se agrupa bajo lo que llamamos luz visible.
Además, nos llegan también rayos gamma, luz ultravioleta y luz infrarroja, entre otras.
Toda esa energía se aprovecha de diversas maneras, pero son las plantas autótrofas los principales organismos que la utilizan para sintetizar, con su ayuda y a partir de elementos o compuestos inorgánicos, materia orgánica. Los animales y los restantes organismos heterótrofos se alimentan después a partir de esa materia orgánica ya elaborada, incorporando así su cuerpo la energía solar fijada a través de los autótrofos.
Más o menos la mitad del total de esas radiaciones se agrupa bajo lo que llamamos luz visible.
Además, nos llegan también rayos gamma, luz ultravioleta y luz infrarroja, entre otras.
Toda esa energía se aprovecha de diversas maneras, pero son las plantas autótrofas los principales organismos que la utilizan para sintetizar, con su ayuda y a partir de elementos o compuestos inorgánicos, materia orgánica. Los animales y los restantes organismos heterótrofos se alimentan después a partir de esa materia orgánica ya elaborada, incorporando así su cuerpo la energía solar fijada a través de los autótrofos.
Mitología griega
La mitología griega es
el conjunto de mitos y leyendas pertenecientes a los antiguos griegos que tratan de sus dioses y héroes, la naturaleza del mundo, los orígenes y el
significado de sus propios cultos y prácticas rituales. Formaban parte de la religión de la Antigua Grecia. Los investigadores modernos recurren a los mitos
y los estudian en un intento por arrojar luz sobre las instituciones religiosas
y políticas de la antigua
Grecia y su civilización, así
como para entender mejor la naturaleza de la propia creación de los mitos.1
La mitología griega aparece explícitamente en una extensa colección de
relatos e implícitamente en artes figurativas tales como cerámica pintada y ofrendas votivas. Los mitos griegos intentan explicar los orígenes
del mundo y detallan las vidas y aventuras de una amplia variedad de dioses,
héroes y otras criaturas mitológicas. Estos relatos fueron originalmente
difundidos en una tradición
poética oral, si bien
actualmente los mitos se conocen principalmente gracias a la literatura
griega.
Las fuentes literarias más antiguas conocidas, los poemas
épicos de la Ilíada y la Odisea, se centran en los sucesos en torno a la guerra de
Troya. Dos poemas del casi
contemporáneo de Homero, Hesíodo, la Teogonía y los Trabajos y días, contienen relatos sobre la génesis del mundo, la
sucesión de gobernantes divinos y épocas humanas y el origen de las tragedias
humanas y las costumbres sacrificiales. También se conservaron mitos en
los himnos homéricos, en fragmentos de poesía épica del ciclo
troyano,
en poemas líricos, en las obras de los dramaturgos del siglo
V a. C., en escritos de los investigadores y poetas del período helenístico y en textos de la época del Imperio
romano de autores como Plutarco y Pausanias.
Los hallazgos arqueológicos suponen una importante fuente de detalles
sobre la mitología griega, con dioses y héroes presentes prominentemente en la
decoración de muchos objetos. Diseños geométricos sobre cerámica del siglo
VIII a. C. representan escenas del ciclo troyano, así como aventuras de Heracles. En los subsiguientes periodos arcaico, clásico y helenístico aparecen escenas mitológicas homéricas y de otras
varias fuentes para complementar la evidencia literaria existente.
La mitología griega ha ejercido una amplia influencia sobre la cultura,
el arte y la literatura de la civilización occidental y sigue siendo parte del patrimonio y
lenguaje cultural occidentales. Poetas y artistas han hallado inspiración en
ella desde las épocas antiguas hasta la actualidad y han descubierto
significado y relevancia contemporáneos en los temas mitológicos clásicos.3
El poeta romano Virgilio, representado aquí en el manuscrito del siglo V Vergilius Romanus, conservó detalles de la mitología
griega en muchas de sus obras.
Los relatos míticos juegan un papel importante en casi todos los géneros
de la literatura griega. A pesar de ello, el único manual general mitográfico
conservado de la antigüedad griega fue la Biblioteca mitológica de Pseudo-Apolodoro. Esta obra intenta reconciliar las historias
contradictorias de los poetas y proporciona un gran resumen de la mitología
tradicional griega y las leyendas heroicas.5 Apolodoro vivió entre c. 180–120 a. C.
y escribió sobre muchos de estos temas, pero sin embargo la Biblioteca discute
sucesos que tuvieron lugar mucho después de su muerte, y de ahí el nombre
Pseudo-Apolodoro.
Entre las fuentes literarias más antiguas están los dos poemas épicos
de Homero, la Ilíada y la Odisea.
Otros poetas completaron el «ciclo épico», pero estos poemas menores
posteriores se han perdido casi en su totalidad. Aparte de su nombre
tradicional, los himnos homéricos no tienen relación directa con Homero. Son
himnos corales de la parte más antigua de la llamada época lírica. Hesíodo, un posible contemporáneo de Homero, ofrece en
su Teogonía (‘Origen de los dioses’) el relato más
completo de los primeros mitos griegos, tratando de la creación del mundo, el
origen de los dioses, los Titanes y los Gigantes, incluyendo elaboradas genealogías, relatos
populares y mitos etiológicos. Los Trabajos y días de Hesíodo,
un poema didáctico sobre la vida agrícola, incluye también los mitos de Prometeo, Pandora y las cuatro edades. El poeta da consejo sobre la mejor forma de
triunfar en un mundo peligroso, vuelto aún más peligroso por sus dioses.2
Los poetas líricos tomaron a menudo sus temas de los mitos, pero el
tratamiento se fue haciendo cada vez menos narrativo y más alusivo. Los poetas
líricos griegos, incluidos Píndaro, Baquílides y Simónides, y los
bucólicos, como Teócrito y Bión, cuentan sucesos
mitológicos individuales. Adicionalmente, los mitos fueron cruciales para
el drama ateniense clásico. Los dramaturgos trágicos Esquilo, Sófocles y Eurípides tomaron la mayoría de sus tramas de la edad de los héroes y la
Guerra de Troya. Muchas de las grandes historias trágicas (como Agamenón y sus hijos, Edipo, Jasón, Medea, etcétera) tomaron su forma clásica en estas obras
trágicas. El dramaturgo cómico Aristófanes también usó mitos, en Las aves y Las ranas.
Los historiadores Heródoto y Diodoro Sículo y los geógrafos Pausanias y Estrabón, que viajaron por todo el mundo griego y recogieron
las historias que oían, proporcionan numerosos mitos y leyendas locales, dando
a menudo versiones alternativas poco conocidas. En particular Heródoto buscó
las diversas tradiciones que se le presentaban y halló las raíces históricas o
mitológicas en la confrontación entre Grecia y el Este, intentando reconciliar
los orígenes y mezclas de distintos conceptos culturales.
En la teoría
de la relatividad el principio de conservación de la energía se cumple, aunque debe
redefinirse la medida de la energía para incorporar la energía asociada a la
masa, ya que en mecánica relativista, si se considerara la energía definida al
modo de la mecánica
clásica entonces resultaría una cantidad que no conserva
constante. Así pues, la teoría de la relatividad especial establece una equivalencia entre masa y energía por la cual todos los
cuerpos, por el hecho de estar formados de materia, poseen una energía
adicional equivalente a E = √((mc2)2·(pc)2), y
si se considera el principio de conservación de la energía esta energía debe
ser tomada en cuenta para obtener una ley
de conservación (naturalmente en contrapartida la masa no se
conserva en relatividad, sino que la única posibilidad para una ley de
conservación es contabilizar juntas la energía asociada a la masa y el resto de
formas de energía).
Mecánica
cuántica
En mecánica
cuántica el resultado de la medida de una magnitud en el caso
general no da un resultado determinista, por lo que solo puede hablarse del
valor de la energía de una medida, no de la energía del sistema. El valor de la
energía en general es una variable aleatoria, aunque su distribución sí puede
ser calculada, si bien no el resultado particular de una medida. En mecánica
cuántica el valor esperado de la energía de un estado
estacionario se mantiene constante. Sin embargo, existen
estados que no son propios del hamiltoniano para los cuales la energía esperada
del estado fluctúa, por lo que no es constante. La varianza de la energía
medida además puede depender del intervalo de tiempo, de acuerdo con el principio de indeterminación de Heisenberg.
Expresión
matemática
La energía es
una propiedad de los sistemas físicos, no es un estado físico real, ni una
«sustancia intangible». No obstante, hay quienes, como Wilhelm Ostwald, han
considerado a la energía como lo auténticamente real, ya que, según la ecuación
de la equivalencia la masa que es la medida de la cantidad de materia, puede
transformarse en energía y viceversa. Por tanto, no es una abstracción, sino
una realidad invariable a diferencia de la materia. En mecánica clásica se
representa como una magnitud
escalar. La energía es una abstracción matemática de una propiedad
de los sistemas físicos. Por ejemplo, se puede decir que un sistema con energía
cinética nula está en reposo. En problemas relativistas la energía de una
partícula no puede ser representada por un escalar invariante, sino por la
componente temporal de un cuadrivector energía-momento
(cuadrimomento), ya que
diferentes observadores no miden la misma energía si no se mueven a la misma
velocidad con respecto a la partícula. Si se consideran distribuciones de
materia continuas, la descripción resulta todavía más complicada y la correcta
descripción de la cantidad de movimiento y la energía requiere el uso del tensor
de energía-impulso.
En que se han convertido el automóvil
Volvemos la vista atrás, y viajamos en el
tiempo hasta 1957. En aquel entonces nos movíamos de
otra forma, y era normal desplazarse caminando, en alguno de los
escasos autobuses, e incluso para los más pudientes, el tren era una opción muy
acertada. Pero aquel año, todo iba a comenzar a cambiar. Tener un
vehículo propio se consideraba todo un lujo, pero entonces iba a aparecer en
nuestro país el Seat 600.
Siempre se ha considerado el Seat 600 como un icono del comienzo de la motorización de España, y por eso lo hemos
escogido como punto de partida de nuestro viaje. En aquel entonces, el
600 contaba con un
motor de 633 centímetros cúbicos, y 20 caballos de potencia en el mejor de los
casos. Sus frenos de tambor
en las cuatro ruedas, y su suspensión que combinaba las ballestas con los
amortiguadores eran todo lo que le podíamos pedir a un coche que en aquel
entonces costaba menos de
400 Euros al cambio.
La velocidad máxima que alcanzaba el
Seat 600 era de solo 115 kilómetros
por hora, perfecta para no rebasar el límite de velocidad en autopistas, y con su
dura caja de cambios
de cuatro velocidades necesitaba 6,5 litros de combustible por cada 100 kilómetros en
carretera, que se disparaban hasta 10 litros si nos movíamos por ciudad. Poco
más podíamos pedirle a aquel vehículo, que carecía de cualquier comodidad que hoy damos casi por sentada
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